¿Nos hace más tontos usar la Wikipedia? (I)

De acuerdo, el título es un tanto sensacionalista, pero el hecho es que, mientras mucha gente se atreve a hablar sin tapujos de las dudosas prácticas comerciales de Facebook o Google, no son demasiados los que alzan el dedo acusador contra la altruista y sabia Wikipedia –más allá de señalar que no es todo lo precisa que debiera- ni son conscientes de que su uso habitual puede acarrear consecuencias negativas.

¿Os acordáis de los tiempos en que la enciclopedia Encarta cortaba el bacalao? Aún más: ¿os acordáis de la última vez que abristeis un tomo de la Larousse Ilustrada o, en general, cualquiera de esas venerables enciclopedias de papel que ocupaban un precioso espacio en vuestras estanterías? Ya, a nosotros nos pasa lo mismo: desde 2001, año en que fue creada la Wikipedia, los antiguos formatos se empezaron a converir, a nuestros ojos, en vestigios irrelevantes e incompletos frente a ella. E irónicamente, aunque este artículo trata de las desventajas de su uso, el primer enlace que aquí figura remite a ella. ¿Es, pues, tan difícil escapar a su influjo? Veamos los riesgos que entraña no hacerlo:

REDUCCIÓN DE FUENTES

Más allá de las razones que esgriman los nostálgicos del papel y los formatos tradicionales frente a la predominancia de lo digital, es indiscutible que la Wikipedia ha hecho casi innecesario recurrir a fuentes ajenas a ella para hacer la mayoría de consultas. Supongamos que antes de 2001 querías informarte sobre las reglas del rugby, los discos de un grupo contemporáneo o un personaje de La Guerra de las Galaxias, por poner tres ejemplos tontos. Probablemente tu enciclopedia tradicional contuviera apenas un puñado de datos sobre estos temas, o incluso ninguno en absoluto. Te hubieras visto obligado a consultar revistas, libros especializados o recurrir a amigos para obtener esa información. Que puede ser más engorroso que hacer dos clics, en efecto, pero también te proporcionaba una variedad de puntos de vista, diferentes estilos y formatos a los que ahora difícilmente accederás.

Incluso si pensamos en las alternativas que internet ofrece, no son tantas las personas que están dispuestas a hacer una criba de blogs, a rastrear en artículos periodísticos u otras enciclopedias en línea para informarse o contrastar lo que la Wikipedia dice. Básicamente, porque da pereza, y porque se acaba por tener la desasosegante impresión de que lo que no está en ella no existe

1.000 MILLONES DE MOSCAS NO PUEDEN ESTAR EQUIVOCADAS

Jaron Lanier, uno de los mayores expertos en inteligencia artificial, y responsable de acuñar el término “realidad virtual”, critica la mayor enciclopedia del mundo en su ensayo Contra el rebaño digital (en inglés se llama You're Not a Gadget, pero los editores debieron pensar que no era un título lo bastante llamativo), calificando al fucionamiento wiki, basado en las contribuciones anónimas, como maoísmo digital; afirma que la conducta de los internautas a menudo se asemeja más a la de una turba o masa adocenada que a la voluntariosa y sabia mente colmena de la que hablan sus defensores. En su artículo Maoísmo digital: Los peligros del nuevo colectivismo en línea apunta a cómo la personalidad, el riesgo y la posibilidad de ir contracorriente se diluyen cuando uno se limita a hacer una aportación a un proyecto colectivo como la Wikipedia. Señala que las líneas maestras de una entrada de la enciclopedia digital se establecen muy pronto, y que los sucesivos editores se limitan a poner granitos de arena, pero rara vez a enmendarle la plana al articulista o a ofrecer un enfoque que pueda chirriar o ser la nota discordante. 

ERRORES: WIKIPEDIA VS. ENCICLOPEDIA BRITÁNICA

Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, reconoció en 2005 que su obra contenía inexactitudes, y que muchos datos que pasaban por ciertos en ella habían sido insuficientemente comprobados o editados. Aunque la sugerencia de los defensores de la Wikipedia es que sea uno mismo quien corrija una información errónea –dado que cualquiera puede editarla-, en esta web señalan con acierto que eso es delegar la responsabilidad en los lectores, quienes presumiblemente accedieron a dicha web para adquirir un conocimiento del que carecían, o comprobar un dato sobre cuya veracidad no tenían pruebas. Y así llegamos a la clásica situación de la pescadilla que se muerde la cola.

En este artículo señalan que la revista Nature comparó la Wikipedia con la célebre y supuestamente infalible Enciclopedia Británica, y que este estudio reveló dos cosas: que la primera no contiene tantos errores como sus detractores señalan, y que la segunda está lejos de ser la palabra de dios. Sin embargo, hay truco: para hacer el estudio se comprobó la fiabilidad de los artículos científicos, campo en el que la Wiki destaca particularmente, dado que dependen de hechos comprobables, empíricos; la mayor fuente de inexactitudes yace en los artículos de humanidades, siempre más interpretables, subjetivos y abiertos a debate. Por decirlo de forma llana, es mucho más sencillo editar la biografía de un político para que, en vez de describirlo como “populista”, se refiera a él como “amigo del pueblo”, pero no es probable que alguien afirme que el agua hierve a 102º en vez de a 100º.

Por hacer de abogados del diablo, hemos de señalar que un error en un soporte físico -ya sea una enciclopedia, periódico o libro- requiere de una fe de erratas o una nueva edición, mientras que con el sistema wiki los errores se pueden subsanar al instante. También es posible comprobar el historial de cambios que ha sufrido una entrada de Wikipedia y saber con exactitud quién y cuándo modificó algo (asunto diferente es el trabajo y tiempo que es necesario invertir en ello).

En un ejercicio de honestidad, completismo o mero tirarse piedras a su propio tejado, la Wiki alberga una extensa entrada sobre las inexactitudes que ella misma contiene. Ahora bien, siendo más papistas que el papa… ¿cómo podemos saber que no se trata de una información inexacta? Por último, es importante tener en cuenta que la diferencia de calidad entre los contenidos en inglés y los escritos en español es abrumadora; es fácil imaginar que otros idiomas con menor número de hablantes padecerán inexactitudes aún mayores en sus respectivas ediciones de la Wikipedia. La solución pasa por dominar el inglés, algo que no está al alcance de todos, aunque un curso de éstos en nuestras academias de inglés de Madrid siempre facilita las cosas.

Y con esto nos despedimos hasta la próxima entrega sobre la Wikipedia, que se publicará en breve en el blog de International House Madrid. Mientras tanto, os dejamos con un editor de la enciclopedia, que estará encantado de resolver dudas y atender quejas sobre ella:

 

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