En International House Madrid sabemos que aprender idiomas no es tarea sencilla, y buena prueba de ello tenemos con echar una ojeada a nuestros deportistas, actores, políticos y famosos de toda ralea que pueblan la caja tonta.
Por ejemplo, el blog Strambotic, dedicado a noticias hilarantes y curiosidades de toda ralea, da un buen repaso a las mayores meteduras de pata lingüísticas en este post: bajo el título “You’re not alone, Ann Bottle: españoles ilustres hablando la lengua de Chespir” nos presentan a diversas estrellas y prebostes de nuestro país dándole patadas en la boca del estómago al sufrido diccionario de Oxford. Sospechamos que su complicada relación con el inglés o sus reticencias hacia al aprendizaje de idiomas podrían solucionarse pasándose por nuestros centros este verano.
Sospechamos que lo que une a todos estos prohombres españoles, desde Emilio Botín a Mariano Rajoy, pasando por muchos de nuestros astros del balompié, es haber seguido a pies juntillas el famoso método de aprendizaje de inglés “Gomaespuminglis”, creado por los imprescindibles Gomaespuma:
También es cierto que no sólo se habla un espaninglis terrible en las altas esferas, como han demostrado los numerosos programas que han abordado –con cierta malicia- a ciudadanos en plena calle para tirarles un poco de la lengua e intentar que hilaran algunas frases en inglés. La magnitud del desastre se puede comprobar, por ejemplo, en este vídeo de Buenafuente. Y es que, según una noticia de El Mundo, apenas un tercio de los españoles sabe expresarse en dicho idioma.
Como en todos sitios se cuecen habas, nos podemos consolar parcialmente viendo carteles como el de más arriba, que muestra las dificultades que padecen muchos estadounidenses al tratar de expresarse en español. En el Huffington Post recogen algunos de los fails más delirantes perpetrados en la cartelería de los EEUU, y en otro artículo apuntan a la creciente importancia del aprendizaje del español para los norteamericanos. Por último, y aunque esto ya sea harina de otro costal, abundan en internet los recopilatorios de traducciones chapuceras y situaciones lingüísticas embarazosas. Por ejemplo, aquí y aquí nos demuestran que también los chinos tienen ciertos problemas para dar con la traducción correcta de sus carteles al inglés o no han sido capaces de asimilar por completo ciertas referencias culturales.